No es posible entender la evolución de la especie humana sin analizar de forma cuidadosa el entorno en el que esta se desarrolla. El ser humano es social por naturaleza y condiciona su devenir a la relación con los demás seres en un espacio común.
Los seres humanos somos socialmente dependientes, somos animales políticos que condicionan su realización vital a la relación con los demás seres de la especie. Este hecho condiciona cualquier análisis filosófico o social que se pretenda preciso, en la comprensión de nuestra evolución.
Sin embargo, el entorno social ha sufrido en los últimos años cambios muy significativos en su constitución y, en consecuencia, en su determinación de la vida individual y colectiva.
El cambio en los medios de comunicación, que son uno de los pilares de la sociedad moderna, ha provocado una transformación en los ejes centrales del entorno en el que se desarrolla la sociedad contemporánea. Así, aquellas características que definían el entorno en los seres humanos no son ya suficientes para definir un entorno en el que las comunicaciones digitales y la naturaleza líquida del software abren nuevos espacios de existencia y nuevas formas de relación.
En los primeros momentos del cambio, no había ninguna base teórica sobre la que construir el discurso filosófico y conceptual sobre la nueva realidad y los nuevos lenguajes. Poco a poco, aportaciones como las de Javier Echeverría desde la filosofía española, o las de Lev Manovich desde las universidades americanas, han puesto las bases sobre las que se han ido tejiendo las diferentes teorías interpretativas del entorno digital.
Javier Echeverría: Los señores del aire: Telépolis y el tercer entorno
Javier Echeverría planteó en su libro
Los señores del aire: Telépolis y el tercer entorno[1] un análisis serio de la transformación que se da en el entorno social, en el paso de la sociedad agraria e industrial al momento actual. Echeverría analiza el impacto de las tecnologías de la información en nuestra sociedad y plantea que estas transformaciones no son solo de tipo técnico, sino que determinan la existencia de un nuevo entorno social que se diferencia del entorno natural y urbano.
Las tecnologías asociadas al teléfono, la radio, la televisión, las redes telemáticas, el multimedia y el hipertexto sustentan el cambio en los medios de comunicación y tienen su máximo exponente en la red Internet como elemento principal del cambio.
Para definir el entorno actual, Echeverría elabora una lista de veinte características que permiten describir los cambios que tienen lugar en la transición a la sociedad digital. Estas características se presentan como opuestas o correlativas a las características de los entornos anteriores y permiten establecer una comparativa eficiente de los diferentes espacios sociales en los que ha vivido la especie humana.
Características del tercer entorno (el entorno digital)
Echeverría clasifica las características en cuatro grandes grupos: matemáticas, físicas, epistémicas y sociales.
- El primer grupo recoge las características matemáticas, uno de los cambios más importantes en el paso del segundo entorno [E2] al tercer entorno [E3].
Antes de la revolución de los nuevos medios, para podernos relacionar con los objetos o las personas necesitábamos la proximidad. La irrupción de las redes y la globalización de la información destruyen la limitación física y posibilitan las relaciones y los intercambios de información en la distancia.
Mientras que en el E2 todavía hay una vinculación de necesidad con el espacio físico, un recinto para las reuniones, el trabajo y el intercambio de información, en el E3 la digitalización del espacio permite la distribución en retícula. Pasamos del recinto cerrado, con un interior y un exterior limitados, a las redes que ─por definición─ no tienen límites, puesto que podemos añadir elementos continuamente.
- El segundo grupo recoge las características físicas del 3E en oposición a los entornos anteriores.
Con el paso al E3 se abandona la necesidad de presencia y se posibilita la representación. La tecnología digital permite representar los objetos, las personas y la información; ya no es necesario que estemos físicamente en un espacio concreto para poder interactuar o comunicarnos. De hecho, la mayoría de servicios digitales usan intermediarios para acceder a un servidor, pero en ningún caso el usuario tiene un contacto directo con el espacio físico donde la información se almacena.
Con la destrucción de la limitación física y la capacidad de representarnos independientemente de la localización, la sociedad tiende a la compresión, desaparecen los accidentes físicos y la disposición en retícula acerca a los usuarios y los elementos.
Una de las características que más denota el cambio entre el segundo entorno, el entorno digital, es el asentamiento en el aire; mientras que el E2 está completamente asentado en el suelo, el tercer entorno se basa en las redes de satélites que recogen y reenvían la información: telefonía móvil, localización GPS, redes globales, entre otros. Sin satélites, antenas y redes de cableado no hay tercer entorno.
Si hablamos con un amigo en un chat, independientemente de que sea vecino nuestro o esté a miles de kilómetros, la infraestructura necesaria es la misma, y está asentada en el aire.
- El tercer grupo es el de las características epistemológicas
A escala epistemológica, los procesos por analogía irán dejando paso a los procesos digitales. A pesar de que no hay una ruptura en este aspecto, seguimos necesitando dispositivos analógicos que nos conecten al entorno digital, que nos permitan interactuar con la máquina mediante acciones que nos resulten intuitivas y normales.
- Cuarto grupo de características: los cambios sociales
Una de las características epistemológicas más importantes es el paso de una sociedad en su mayoría heterogénea a una sociedad mucho más homogénea. Esta diferencia se asocia a aspectos cognitivos, pero es especialmente interesante centrarse en la parte lingüística y cultural del tercer entorno, que es muy diferente a la de los entornos anteriores.
Los E1 y E2 son entornos especialmente homogéneos con culturas éticas separadas, en el E2 hay más mezcla, pero hasta la llegada del E3 no se diluye el sentido de comunidad basado en un origen común, se abandona el monolingüismo y la cultura se globaliza hasta generar grupos sociales y de intereses transnacionales y no limitados al espacio nacional.
Si bien las fronteras políticas se mantienen, en el tercer entorno hay un espacio que escapa a la limitación fronteriza y que tiene una estructura diferente, aunque Internet también está regulada en función del país desde donde se accede, la globalidad de los servicios sobrepasa esta limitación.
Por último, hay que comentar el paso de la autosuficiencia de las sociedades del entorno natural ─donde era indispensable ser autosuficientes como grupo debido a la imposibilidad de comerciar con otras tribus─ a la sociedad interdependiente ─donde la mayoría de productos se importan y se exportan continuamente y generan sociedades que dependen del comercio y de la relación con otros estados para funcionar. El petróleo, por ejemplo, es el combustible que mueve las ciudades y, en la mayoría de los casos, se tiene que importar.
En el cuadro siguiente, se pueden ver las características del tercer entorno definidas por Echeverría y su relación con las características de los entornos anteriores.